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jueves, 13 de octubre de 2011

Ante todo, mucha calma...

"NO ME RESIGNO A QUE, CUANDO  MUERA, SIGA EL MUNDO COMO SI YO NO HUBIERA VIVIDO".

Tranquilidad y buenos alimentos.

Ante las innumerables muestras de intranquilidad que me habéis transmitido todos los que visitáis este blog, he de deciros algo: estoy en La Antigua, concretamente en Jocotenango, a bastantes km de donde las tormentas tropicales E-12 y 23 han causado estragos. Aqui llueve, pero no hay peligro en absoluto por este tema. Así que podéis estar tranquilos, tanto como yo lo estoy.

Es cierto que si me hubiese encontrado donde en un principio iba a realizar mi trabajo, pues ahora estaría con las gónadas en las amígdalas, porque allí han desaparecido carreteras, no hay luz eléctrica ni internet y en determinadas zonas la población está prácticamente incomunicada. Pero, como os digo, no es el caso de La Antigua ni de Jocotenango.

Ahora estoy en el albergue de la Asociación Los Patojos, que va a ser mi residencia durante las tres próximas semanas. Hay como ocho o diez habitaciones destinadas a los voluntarios que trabajan en la asociación. Las estancias son muy humildes, con techos de uralita y sin más muebles que los estrictamente necesarios, pero están limpias; también hay cierta pulcritud en sábanas y colchones, y se nota que no han tenido mucho uso. En este momento se alojan en el albergue, además de yo mismo, tres chicos y una chica, todos ellos alemanes.

La señora Elsa prepara desayuno, comida y cena para los voluntarios todos los días de lunes a viernes. Es la mamá de Rafa, que es maestro en Los Patojos. Lo primero que llama la atención de Doña Elsa es su amabilidad y me da la impresión de que le encanta hablar. Claro, que esto último puede ser porque las conversaciones que tiene con los alemanes no son muy fluidas; estos tíos apenas hablan castellano. Aun así me ha impresionado lo agradable que ha sido conmigo. En la charla que hemos tenido me ha adelantado algo de lo que me voy a encontrar en Jocotenango.

Me cuenta la Señora Elsa que aquí la vida no es nada fácil. A las condiciones de pobreza, que por ejemplo en su día me encontré en Piura, se añaden otra serie de cuestiones si cabe más problemáticas, como son la total desestructuración de las familias (el grado de alcoholismo es muy grande entre los varones de cada unidad familiar), la drogadicción juvenil y el fenómeno de las pandillas. No es extraño encontrar a chavales con 10 años que no saben leer ni escribir y que ya empiezan a coquetear con las drogas esnifando pegamento. Si no se interviene con estos críos, el final es claro para ellos... y desgraciadamente no demasiado alejado en el tiempo.

En fin,que me lío. A partir de mañana os podré dar más detalles de lo que se cuece en Los Patojos.

Y otra cosa, cuando titulé el blog utilicé una frase que me parecía bastante bonita porque recogía un poco la dualidad de la vida, una moneda en la que en uno de sus lados tiene algo bueno y en el otro algo malo; el agua al cuello y el alma, una cruz con su cara. He de deciros que ahora siento exactamente lo que significa esa expresión...

Buenas noches a todos

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